Hablemos un poco de tu obra más reciente “Mil estrellas fugaces” …
¿De qué se trata?
«Mil estrellas fugaces» es una novela juvenil inspirada en eventos históricos que rememora el tiempo en que a más de mil inmigrantes japoneses, especializados en agricultura y pesca, les fueron ofrecidas condiciones especiales de trabajo en esta isla a finales de los años 50s. Aunque supuestamente la invitación fue de ayuda humanitaria, a la luz del tiempo se reveló que el motivo implícito de esa oferta por parte de la dictadura trujillista fue que estos asentamientos humanos sirvieran como muralla que impidiera la entrada ilegal de haitianos a territorio dominicano.
En el caso de la familia que protagoniza la novela, sus miembros fueron asignados a Aguas Negras y Hiroki, el niño protagonista, cuenta cómo fue ese proceso desde que se enteró que se mudarían al otro lado del planeta y que dejaría atrás todo su mundo conocido. Como una segunda voz, Koji, su mejor amigo, un niño brillante y reflexivo más allá de sus pocos años, le envía cartas con varios consejos y sugerencias para que su amigo pueda hacerle frente a los desafíos que encontrará en el Caribe.
Es una historia sobre amistad verdadera, el desarraigo propio de la inmigración y el concepto de universo familiar que combina justicia y memoria histórica a través de la literatura juvenil.
¿Qué te llevó a escribirla?
Siempre me han fascinado las historias de personas culturalmente mixtas, como yo, así que quise buscar cuáles culturas existen en el país y desde cuándo para acercarme y escuchar cuál ha sido su experiencia que, dicho sea de paso, fue completamente distinta a la de los libaneses o italianos, por ejemplo, chinos y españoles, y aún más disímil que la de los inmigrantes de otras latitudes, como los franceses o los africanos. Además, amo la cultura japonesa y amo Japón, país que tuve la alegría de visitar hace unos años y que se me quedó impregnado dentro.
¿En quiénes están basados los personajes?
En personas de la vida real que conocí a través del proceso de investigación durado varios años.
¿Qué mensaje quieres transmitir a través de esta historia?
Quise recordar la naturaleza migrante de la humanidad desde sus orígenes, el vínculo indestructible de la verdadera amistad y la capacidad humana de recomenzar luego de las dificultades. Quiero combatir la desesperanza a través de esta historia y reivindicar los nuevos inicios.
¿Qué podrías destacar de tu última obra que se diferencia de las demás?
Creo que en cuanto a la parte literaria se diferencia de mis otras obras porque me permitió experimentar con la poesía mística, comparar las realidades y personalidades isleñas de ambas culturas y recrear el sentido de estética japonesa de las descripciones en las escenas, usuales en los libros nipones del siglo XIX. Todo un experimento.
¿Tienes alguna anécdota que contar que ocurriera durante el proceso?
Sí. Recuerdo una tarde muy especial. Durante la investigación recibí la llamada telefónica de una de las descendientes de los inmigrantes japoneses, llamados los nikkei. Se había enterado de que yo estaba buscando algunos testimonios sobre sus ancestros y me contó de su abuela, sus padres y del sufrimiento que implicó para su familia esa migración. Ambas nos emocionamos en el teléfono mientras me contaba sus recuerdos.
Escucharla contar en primera persona me sacudió y me dio el empuje necesario para enfocarme en la veracidad de la investigación porque entendí que no se trataba de algo solo mío, de una ficción histórica como había elaborado para «Nela, la revoltosa», sino que había una historia viva, una parte de nuestra identidad que pertenecía a dos países, a dos comunidades, que aún latía y que había sido invisibilizada…entonces sentí que yo podía -tenía- que hacer algo al respecto o pasarían otros setenta años sin que se conociera, al menos a nivel de las aulas. Uno de los motores de mi trabajo es que la mayor cantidad posible de jóvenes conozca su historia, la historia de su comunidad, a través de la literatura…y si puedo brindar una ventana hacia el Caribe, mejor aún.
¿Cuál es el proceso de escribir libros LIJ de temas difíciles (migración, guerra, duelo, etc.) en la República Dominicana?
Creo que cada creador se enfrenta a esta pregunta y encuentra una respuesta hecha a la medida para abordarla de acuerdo a su visión personal y lo que busca compartir. En mi caso, evito la tendencia a «editar» la realidad, de «endulzarla» o solo presentar tramas «ligeras», porque la vida real no es así y los jóvenes son más capaces de aceptar la realidad de lo que creemos. Al verse reflejados en personajes que atraviesan retos, pérdidas, situaciones desagradables o injustas, sienten esa honestidad y encuentran la oportunidad de contar con herramientas y habilidades que luego podrán emular en sus vidas.
Aún en el país hay resistencia a tratar ciertos temas, veo que se mantienen esquemas que no necesariamente reflejan el presente de un niño hoy; ciertos silencios…omisiones. Por esa razón, no siempre las editoriales se atreven a publicar algunos libros o, si lo hacen, piden eliminar escenas que podrían resultar controversiales o densas, pero prefiero apegarme a la realidad. Quiero seguir expandiendo mis límites y creciendo en el proceso. En ese aspecto, los autores nórdicos, y muchos de Europa meridional, como María Hesse y Mónica Rodríguez en España -Laurie Halse Andersen, en Estados Unidos-, son mis referentes. De los iberoamericanos, destaco a María Teresa Andruetto y Marina Colasanti como verdaderas rompedoras de esquemas, dueñas de una franqueza digna de un niño o joven. De ahí su éxito, del apego a la honestidad que nuestros lectores perciben y agradecen porque aún no han conocido las convenciones relacionales de la vida de los adultos.
Te vemos muy arraigada en la literatura infantil y juvenil, cuéntanos un poco de eso. ¿Qué significa para ti la literatura?
Para mí, la literatura es una forma de estar en el mundo, una forma de compartir una mirada, una invitación a caminar juntos. También estoy de acuerdo con lo que plantea Mario Vargas Llosa en su novela «Cartas para un joven novelista», en la que queda explícito que dedicarse a la escritura, a la literatura, es un modo de rebelarse contra un mundo o una realidad en la que no se está satisfecho porque, al menos, en la creación literaria se tiene cierto sentido de control y se puede enmendar la historia de algún personaje que sufre, cosa que no siempre es posible en la vida real. Entonces, para eso imposible de realizar o para revertir esa inmensa injusticia vivida, la ficción tiene una posible redención que es sumamente magnética para las personas idealistas, como yo. La literatura permite enderezar entuertos a través de la metáfora y elaborar duelos que de otra forma no nos resultan suficientemente interesantes o entretenidos.
¿Por qué libros para niños y jóvenes?
Creo que escribo tanto para mí como para ellos. Todavía me sorprendo cuando me maquillo al espejo o me tiño el cabello: ¡Es lo que quería hacer de niña, ser «grande», adulta!
No importa la edad que tenga, en mi interior hay una chica que quiere compartir historias, pertenecer, crecer, así que escribo para mi parte muchacha, para la parte infantil y juvenil que todos tenemos, sin importar cuántos años muestre la cédula de identidad.
¿Qué cualidades tiene un escritor de LIJ en relación con quienes escriben otros géneros?
Pienso que escribir para niños es un viaje de sinceridad, valentía extrema y toma de conciencia, que muchas veces se malentiende como simplicidad, como arte o literatura «menor». Sin embargo, si de verdad se pretende comunicar con la infancia hay que deshacerse de las defensas que se hayan construido con los años, de cada estructura que mantenga en pie las supuestas certezas que esperamos tener para finalmente desarmar los refugios que estamos convencidos nos protegerán de la candidez de los chicos. No han sido pocas las veces en que mis estudiantes o sobrinos me han dejado completamente indefensa con sus preguntas y/o opiniones y he tenido que estar a la altura de su honestidad. Eso no es fácil de hacer en persona ni en papel.
El autor de LIJ debe tener la capacidad de jugar, de olvidarse del tiempo y el espacio o de conceptos de pasado y futuro, justo como viven los niños cuando se están divirtiendo o aprendiendo algo nuevo, y escribir desde esa presencia, desde ese apego al instante actual. A nivel técnico de escritura, las estrategias tendrán que adaptarse al lector, su edad, al género literario y al propio estilo del creador. Pocos lectores son tan selectivos y vocales con sus agrados o desagrados como los jóvenes. Hay que hilar fino, por decirlo de alguna manera.
¿Cuéntanos brevemente sobre la experiencia de publicar tu primer libro infantil? ¿Qué te motivó a escribirlo?
En mi caso, mi vínculo con la LIJ llegó a través de los años de docencia, dentro de las aulas y con las bibliotecas escolares.
En esos años tuve la suerte de conocer algunos programas estadounidenses en los que se entrelazan las distintas disciplinas con el área de Lenguas y Literatura, de modo que resulta perfectamente posible que un docente de Ciencias Sociales y otro, de Lenguas, por ejemplo, o de Ciencias Naturales, trabajaran juntos para, por ejemplo, asignar libros de ficción del tema que se estaba tratando en una de esas asignaturas. Es decir, al no haber una separación radical de asignaturas, sino que la colaboración interdisciplinaria es lo central, se propicia esa nueva realidad, insólita para mí hasta ese momento, en que la LIJ puede ser una vía, si no la más, eficiente de comprensión y construcción del pensamiento crítico y artístico. A pesar de que nuestra historia tiene episodios interesantísimos, por ejemplo, suele ser detestada por muchos estudiantes…pues no han encontrado una forma entretenida de recibirla. La LIJ puede vencer esa y muchas otras barreras.
Entiendo que los libros que uno escribe se convierten en hijos, y que nunca se tiene un hijo favorito, pero ¿tienes tú alguno que tenga un lugar especial en tu corazón?, ¿Cuál es el título, y por qué?
Me enorgullecen particularmente los ensayos sobre literatura infantil y juvenil que escribí para la Fundación SM de España. Para ese trabajo tuve que investigar y estudiar el estado actual del género LIJ, sus tendencias, temas, mundo editorial, autores, divulgadores, que es un mundo interesantísimo para mí.
Si hablamos de ficción, mi obra «Nela, la revoltosa», representa algo especial, no solo porque la ficción histórica me encanta o porque haya sido galardonada con el Premio El Barco de Vapor 2016, sino porque la escribí en una etapa de ilusión y energía que representó un antes y un después en mi práctica de escritura. Con ella descubrí lo que quiero hacer con mis días, con mi tiempo, de forma consistente. Ha sido la toma de conciencia más importante de mi vida adulta.
¿Hay algún escritor LIJ de la isla o la diáspora que admires?
De la diáspora tengo especial predilección por César Sánchez Beras, Virginia Read Escobal y Farah Hallal, no solo porque son excelentes narradores que abordan temas retadores, arriesgándose a escribir sobre duelo, violencia, racismo, cambio climático, y otros, sino porque tienen un enorme respeto por sus lectores y cuidan ese vínculo más allá de lo que funcione comercialmente o por los cánones tradicionales esperados por las editoriales. Se aseguran de que sus narraciones estén a la altura de la experiencia emocional de un/a niño/a o persona joven, lo cual no es un reto simple. De ellos, de su gran sentido de compañerismo, su generosidad como artistas y colegas, he recibido numerosas y valiosísimas lecciones que espero algún día poner en práctica.
También soy fan de Julia Álvarez. Es una gigante, una figura larger tan life, como se dice en tu país, cuyo cuerpo de trabajo infanto-juvenil representa, para mí, lo más rico y diverso de nuestra cultura. Sus obras transforman conciencias.
¿Es rentable la LIJ en la República Dominicana?
Si te contestara a la ligera, te diría que no, pues aquí un bestseller no garantiza compensación similar a la de otras latitudes. Sin embargo, en la actualidad es posible crear proyectos y esquemas que permitan a los creadores sustentarse con su trabajo de LIJ, cosa que no sucedía hace unos quince o veinte años. Aunque en el país hay pocos ejemplos de autores totalmente consagrados a la escritura que vivan de ingresos por ventas sin una red de apoyo, sea familiar o de mecenazgo, se nota una tendencia que continuará hacia nuevos modelos de publicación. Las modalidades de trabajo que surgieron durante la pandemia podrían ser parte de la revolución editorial que hemos presenciado recientemente y que propician otras posibilidades de retribución.
En mi experiencia, la publicación con marcas patrocinadoras, como fue el caso de mi libro «Dominicanas fuera de serie», la gestión de proyectos exclusivos con cesión de derechos de autor, como las tetralogías que realicé comisionadas por el Banco BHD-León o Alacta Plus, además de la obtención de varios premios nacionales, como el Premio Anual Aurora Tavárez Belliard 2020 y el Barco de Vapor 2016, han contribuido a un cierto sentido de fluidez económica. De todas formas, mantengo mi trabajo en Intellectia Studio para compensar los posibles periodos de inflación o cambios, como lo fue la pandemia.
¿En qué consiste tu trabajo en Intellectia? ¿Cómo te sientes al ser un ente social que aporta a la educación a través de la creación y el desarrollo de programas educativos?
Intellectia es la parte «adulta» de mi vida laboral, en la que uso más las habilidades de organización, de investigación académica y de coordinación de proyectos. Me gusta trabajar en iniciativas que den valor y que aporten a revolucionar lo que entendemos por Educación y repensar las implicaciones que tiene en las vidas de mucha gente y en las nuestras. Algunos de los proyectos en los que he colaborado han resultado verdaderamente transformadores para muchas personas. Me encanta ser parte de esos cambios.
Has publicado independientemente y de forma tradicional. Brevemente, ¿cuál fue tu experiencia, y qué método prefieres y por qué?
Ambas modalidades tienen sus beneficios y sus retos. En el mundo editorial tradicional dominicano, se tiene la facilidad de simplemente entregar el manuscrito, recibir aprobación y el resto del proceso editorial va a cargo de la casa que publicará. En ese modelo las ganancias suelen ser, al menos en la República Dominicana, mayores para la editorial que para el autor. Aún persisten fuertes diferencias respecto a cómo se redactan los contratos y las cláusulas de los mismos en comparación con otros países… y el aspecto creativo, lamentablemente, hay menos libertad de elegir qué temas y cómo se abarcarán, además de que puede encontrarse cierta resistencia a los cambios, tendencia a la censura o preferencia por la literatura conservadora, que desafortunadamente limita lo que en esta isla se entiende que pueden o no leer los niños. Hay un largo camino que recorrer aún, pero se comienza a ver cierta apertura en ese sentido. La LIJ italiana y la noruega, danesa o sueca pueden darnos grandes lecciones.
Si se decide autopublicar o escribir textos comisionados por alguna marca o entidad, las condiciones remunerativas suelen ser más convenientes para el creador; igualmente, al ser el encargado de su propio proceso editorial, decide con más criterio de autogestión, aunque eso signifique mayor empeño e involucramiento con elementos editoriales, con la búsqueda de patrocinios corporativos, con la parte de coordinación de la publicación y su difusión. No es tarea sencilla ni rápida, pero permite más libertad creativa y menos censura del estilo o temas que se quieran difundir.
Ciertamente, el Caribe es un universo en sí mismo también en el mundo editorial. Ambas opciones me han sido convenientes dependiendo de los objetivos de cada publicación en las que selecciones esas dos modalidades.
¿Qué opinas del acceso a los libros por parte de niños y jóvenes de pocos recursos económicos? ¿Cómo se incentiva la lectura en los sectores menos favorecidos, donde hay otras necesidades antes que la compra de un libro? ¿Qué estás haciendo para crear una diferencia en este aspecto?
En numerosas ocasiones he expresado que el hecho de que en la República Dominicana un libro sea un objeto de lujo me parece -y lo es- una inmensa injusticia. Urge que la sociedad civil se involucre en asegurar el acceso de los libros a los entornos más vulnerables y que se democratice la lectura en todos los niveles. En ese sentido, asociaciones culturales como Lleva un Libro en la Maleta, Abriendo Camino y Dream Project Cabarete han hecho verdaderos milagros comunitarios a través de la mediación de la lectura y el desarrollo de liderazgo comunitario para autosostener esos grupos de lectura.
En lo personal, busco integrar componentes de trabajo comunitario y donaciones en mis proyectos literarios, durante los que he visitado numerosas escuelas del sector público y, en el caso de la última novela, «Mil estrellas fugaces», cediendo su versión en PDF para el proyecto educativo Biblioteca Virtual de Educación Ambiental de la Fundación Propagas. Para esa misma iniciativa escribí un nuevo libro infantil ilustrado llamado «Animales de la calle», que saldrá en las próximas semanas, sobre protección y tenencia responsable de los animales por el que no percibiré retribución alguna. Esas pequeñas acciones son aportes para acercar los libros a la infancia más vulnerable de nuestro país.
¿Cuáles son sus proyectos a futuro / corto plazo?
Ahora que acabo de concluir la Presidencia de la sección nacional del IBBY, que duró desde mayo del 2019 hasta agosto del 2022, dispondré de más tiempo para seguir escribiendo. Me gustaría experimentar con otros géneros literarios, como cuento y poesía. Veremos qué pasa. Este año publicaré una novela infantil llamada «Guerra de tías», además del libro sobre protección animal que te mencioné.
A corto plazo quisiera recuperar los viajes y visitas que no pude hacer por los años de pandemia y reencontrarme con muchos afectos que hace tiempo no veo. Mis sobrinos no tienen demasiada paciencia, que digamos…y crecen con una rapidez asombrosa. Quiero cuidar esos vínculos.
¿Dónde podemos encontrar tus libros, en especial “Mil estrellas fugaces”?
Mis libros están disponibles en las librerías de República Dominicana, como Librería Cuesta, Multicentro La Sirena, Librería Mamey, etc. Algunos títulos los vendo directamente vía mis redes sociales, como «Dominicanas fuera de serie» y «Mil estrellas fugaces», este último disponible gratuitamente en formato E-Book a través de la Biblioteca Virtual de Educación Ambiental de la Fundación Propagas.
Dominican Writers ha colaborado mucho con la difusión de mi trabajo y con la distribución de algunas de mis obras en Estados Unidos.
Geraldine de Santis es docente, escritora, traductora e investigadora ítalo-dominicana. Desde el año 2006 escribe LIJ, además de publicar investigaciones históricas sobre personajes y temas del siglo XIX en el Caribe. Sus más de veinte publicaciones varían en géneros y estilos literarios, algunas de las cuales han recibido notables distinciones como el Premio Barco de Vapor y el Premio Anual Aurora Tavárez Belliard. Geraldine fundó y presidió el capítulo dominicano del Ibby junto a otros colegas entre los años 2019-2022.
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- Libro 1, Una inesperada expedición (Ciencias)
- Libro 2, La encantadora de números (Tecnología)
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16. «Con E de Esperanza. LIJ dominicana durante una pandemia ⦋Ensayo⦌. Madrid:
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17 – 20. El país de las niñas soñadoras [Tetralogía de cuentos infantiles
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- Libro 1, La Manta Amarilla
- Libro 2, El Pequeño Gran Salto
- Libro 3, El Milagro de la Amistad
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21. Mil estrellas fugaces [Novela juvenil-ficción histórica]. Te reto a leer, 2021.
22. Animales de la calle [Cuento infantil en versos]. Comisionado por la Fundación
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