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LOS QUIJOTES MODERNOS
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LOS QUIJOTES MODERNOS

Todos hemos conocido alguna vez a un personaje que parece vivir en una realidad ajena a la de los demás mortales. Son personas a las que se les puede considerar “quijotescos”, porque llenan su realidad de fantasía y delirios, y viven una vida en la que se disputan la realidad y la fantasía; estos seres son rehenes de un mundo que solo existe en su mente. Sin embargo, a pesar de vivir presos de sus alucinaciones, son personas de buen corazón que nos enseñan que la vida es un juego de perspectivas. Al transformar la realidad a través de su imaginación, ponen en tela de juicio las normas sociales y las injusticias que éstas engendran.

Este es el caso de José, alias “Rambo”, residente de Bushwick, en el condado de Brooklyn. Es un hombre de buenos sentimientos y es servicial. Sus ideas son características de cualquier defensor de los derechos humanos. Por ejemplo, Rambo jamás ha sido propulsor del odio ni de la intolerancia, porque ama la vida y a sus semejantes. Rambo vive en un mundo paralelo al que ocupamos nosotros; su mente divaga por tierras lejanas, trascendiendo los límites y las fronteras del código postal en el que vive. Debido a que habita en otra dimensión, sólo él logra ver lo que no vemos los demás. Lo bautizamos con el apodo de Rambo, porque se la pasa haciéndonos cuentos en los cuales él es el héroe. En su imaginación, Rambo vence a múltiples villanos, gracias a su extraordinaria fuerza. Rambo es un Superman; en sus fantasías Rambo es el hombre más valiente y temerario del mundo.

Así como Quijote, quien creyó que el sabio Frestón había convertido los molinos en unos gigantes, Rambo ve grandes enemigos bajo las lámparas de las aceras de las calles que recorre, influido por su gran imaginación. Al igual que Don Quijote, Rambo observa a la distancia una tropa de contrarios, envueltos en una espesa polvareda, que él identifica con un ejército en camino a una batalla. Como la de Don Quijote, la imaginación de Rambo no tiene límites. Sus fantásticas hazañas han sido influidas por las imágenes y los hechos de la guerra civil que vivió en su país natal. Al igual que Don Quijote, Rambo es inflexible, y sigue apegado a las ideas del pasado, con la diferencia de que el vivió un pasado cruento y real, mientras que Don Quijote solo leyó sobre aventuras pasadas. Rambo era apenas un niño cuando en la República Dominicana el gobierno fue víctima de un golpe de estado, que desembocó en una guerra civil. Rambo nunca olvidó las imágenes de cuando  sus vecinos tomaron las armas para restaurar el presidente depuesto.

Como olvidar el 10 de noviembre del 2003, cuando Rambo se aparece a la barbería de un amigo, con las manos ensangrentadas. Todos mostramos gran preocupación al verlo herido, confundidos le preguntamos qué había ocurrido. Rambo nos contó unos hechos dignos de una novela. Rambo atacó un carro (que estaba vacío y estacionado), porque según él, la CIA y agentes del gobierno dominicano lo perseguían para matarlo. Esta respuesta naturalmente nos produjo risa, al igual que ocurre con las mozas al ver aparecer a Don Quijote. Como el labrador en el Quijote, todos nos divertimos con aquellos disparates que Rambo nos contó y que solo ocurrieron en su delirio. Según Rambo, él corría para despistar a quienes los perseguían. Los cuentos de Rambo nos sacaron carcajadas incontrolables. De inmediato, nos preguntamos de quién era el vehículo al que él le había roto los cristales, y nos divertíamos imaginando la reacción del dueño del carro al enterarse de lo ocurrido. Por suerte la bizarría de nuestro héroe Rambo fue dañar un vehículo que tenía ya una semana abandonado.

Para entender las acciones de Rambo, debemos recordar los muchos casos de desaparecidos y de los presos políticos que fueron perseguidos por los servicios de inteligencia de su país. Rambo quedó atrapado en esa realidad que no sufrió personalmente, pero de la que tenía conocimiento. En su mente quedó el eco de la perturbación de los familiares de las víctimas.

La gran importancia de las aventuras de Rambo y Don Quijote, tal vez sea que, a pesar de vivir presos de sus alucinaciones, fueron personajes de buen corazón. Ambos nos enseñan que la vida es un juego de perspectivas. Con sus aventuras ellos cuestionan las normas sociales y nos demuestran sus injusticias. Para ilustrar esta idea, me baso en una anécdota que viví con Rambo. Ocurrió un día caluroso de agosto, en el año 2004. Me encontraba sentado frente a la barbería esperando. Rambo apareció vestido de camuflaje, como si fuera camino a la nefasta guerra de Irak. Cuando cuestioné su forma de vestir, su alcoholismo y sus imaginarias aventuras, él me respondió que la vida es un juego de perspectivas. Y, procedió a contarme la siguiente historia: “Edwin, una vez había un tipo varado en una isla y él logra ver un barco a la distancia. El brinca y grita: “coño, por fin un barco!”. A la misma vez, los que viajaban en el barco ven la tierra a la distancia y gritan: “coño, por fin tierra!”, pues llevaban días perdidos. Edwin, la vida es un juego de perspectivas y cada uno ve el mundo del modo que se lo permiten sus necesidades y deseos. Yo soy ese tipo que estaba varado en la isla, y los que iban en el barco son todos ustedes, los que me juzgan a diario”.

 Esa fue la última vez que lo vi; sin embargo, su cuento me marcó para siempre. Rambo era un gran tipo, tan grande como Don Quijote quien nos mostró la hipocresía de la iglesia, lo absurdo y ridículo de las monarquías, y cómo el deseo de ser aventurero nos hace libres y puede convertirse en una amenaza para el status quo. Ambos, Rambo y Don Quijote, nos enseñan que aquellos que ven el mundo como lo quieren ver, que sueñan que otro mundo es posible, pueden llegar a ser la pesadilla de los que viven para limitar los sueños y las ilusiones de los demás.


Edwin Rosario Mazara is the founder of Spanglish Voces, a non-profit promoting community building through the arts. He also founded La Sala Talks, an outlet that communicates diverse perspectives within our cultures. Currently serves as a Communications Director at the NY State Senate—an activist who loves reading, la música & conversations & las miles de historias de los desconocidos.

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